El pasado 26 de julio de 2019, un grupo de antiguos alumnos del Instituto Laboral “Fernando el Católico” de Vera se desplazó hasta el Cabezo Maria, en el término municipal de Antas, para realizar su ascensión y recibir de D. Gabriel Martínez Guerrero una clase magistral de este yacimiento arqueológico sobre el que ya tiene escrito un libro “Los Volcanes del Cabezo María y los Picachos”. Esta es la idea que D. Gabriel tiene al respecto:
En septiembre de 2011, la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía, acuerda inscribir en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Zona Arqueológica, el yacimiento arqueológico del Cabezo María. Físicamente es un cono volcánico que progresivamente se va denudando dejando inhiesta la chimenea cuyo cráter se aproxima a los 200 m, de diámetro.
La descripción de sus rocas ígneas –verítas– se debe a Carl Alfred Osann, importante científico alemán especializado en mineralogía, roca lamproítica, cuyos rasgos esenciales fueron estudiados por Fuster en 1967. En el Boletín de la Sociedad Española de Mineralogía, se publica que asociadas a las veritas del afloramiento del Cabezo María, aparecen la jarosita y natrojarosita, rocas que aparecen en el planeta Marte y cuyo nombre le ha sido asignado por aparecer en el Jaroso (Cuevas).
En el aspecto histórico, el Cabezo María se describe como uno de los yacimientos tardorromanos más extensos de la depresión de Vera. Aunque Monserrat de Menasanch le hace corresponder al período histórico tardoantiguo indicando que su período de ocupación comenzaría en el siglo V y concluiría como máximo en el VIII, otras opiniones consideran que el Cabezo María estaría ocupado ya en la época argárica –El yacimiento de Curénima es del Bronce Final- y sus últimos pobladores seguirían las huestes de Alfonso I el Batallador en su afán de crear un núcleo cristiano en el corazón del territorio almorávide en su expedición de 1125 y los que no lo hicieron fueron desterrados al norte de África por los musulmanes de Vira. En opinión del que suscribe, el extenso período de ocupación del Cabezo se debe a que desde el inicio del cristianismo, parte de los habitantes de Montroy (Villaricos) se establecieron aquí para practicar el nuevo culto del cristianismo.
A veces, en tiempos modernos, es fácil localizar ciudades antiguas. Podría ser el caso de El Argar y otros yacimientos locales. Otras veces, ese trabajo no es fácil. Tal es el caso de Urci, cristianizada por el obispo San Indalecio, Patrón de Almería. Desde Hurtado de Mendoza a Castro Guisasola, la ciudad de Urci ha sido identificada en Orce (Granada), Uclés, Orcajo, ambas en Dalias, en Navarra, en Villaricos, en Águilas, en Pechina y en el Chuche.
El trabajo realizado por el Profesor Mateo Casado Baena, de la Northern Arizona University, concluye que la ciudad de Urci descrita por Plinio y Ptolomeo, estuvo en el entorno de Baria, cercana al actual Villaricos.
La tradición atribuye al tránsito entre la primera y segunda generación apostólica, la llegada de San Indalecio, Obispo fundador de la Iglesia de Urci. El Martirologio romano prefiere identificar a nuestro Patrón juntamente con los otros seis Varones apostólicos como obispos que rigieron y organizaron algunas iglesias de la Hispania meridional hacia finales del siglo I.
El hallazgo de algunas monedas de mediados del siglo IV en el Cabezo María (Majoriana de cobre con algo de plata) del emperador MAGENCIO (Flavivs Magnus Magnentivs) que fue César entre los años 350 a 353, nos confirma la existencia de una numerosa población cristiana, cuyo poblado está pendiente de ser estudiado como se merece. La población de este volcán puede estar muy relacionada con la Urci de San Indalecio e incluso formar parte de “un ayuntamiento de localidades en el estuario del río Baria”.